Origen e historia de la raza
Raza de las más antiguas que se conocen, los Spitz son descendientes directos del "Canis Palustris" del Neolítico, perro primitivo origen de todas las razas de lobos. La arqueología lo identificó al borde del Báltico, en los pueblos lacustres suizos. Difundido en toda Europa posteriormente, esta raza se implantó muy bien particularmente en Alemania. En el siglo XIX, los ingleses crean las variedades Pequeño y enano. No es, sin embargo, hasta el 1960 que la raza es oficialmente reconocida como alemana.
Temperamento y carácter
Sea cuál sea su tamaño, el Spitz es un perro orgulloso, seguro de si mismo y muy poco impresionable. Es un can atento y muy atado a sus dueños, con los que le gusta participar en todas sus actividades. Juguetón, dinámico y con algo de "mala leche", disfruta tanto de los paseos, como de la comodidad del apartamento. Es un perro bastante "hablador", se pone muy en serio cuando debe hacer de guardián.
Características físicas
De construcción cuadrada, el Spitz presenta una espalda muy corta. Las extremidades son ligeramente anguladas, los pies pequeños y redondos y la cola enrollada sobre la espalda. Su cabeza, triangular, presenta un cráneo ancho con una testuz que se reduce en punta. Posee unas pequeñas orejas, de porte alto, que siempre lleva tiesas. La piel tiene un subpelo espeso y un pelo de cubierta largo y tieso.
La raza la podemos encontrar en diferentes tamaños: grande (de 42 a 50 cm), mediana (de 30 a 38 cm), pequeña (de 23 a 29 cm) y enana (de 18 a 22 cm). También podemos encontrar diferentes pelajes. Así, tenemos el negro, el blanco, el naranja y el marrón.
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