A todos los perros les gusta sentarse en los sofás y más todavía subirse a nuestra cama. Sin embargo, debe tener su propia cama. Puede ser una manta, una estera gruesa o una colchoneta, colocados en un rincón a salvo de corrientes de aire y, a ser posible, en el lado de la vivienda que no da a la calle de más tráfico.
Los perros necesitan y quieren su propia tranquilidad, por eso necesitan un lugar al que puedan retirarse y estar solos. Un lugar de descanso situado al lado de la puerta de la casa, por donde deba pasar con frecuencia todo el mundo, es un lugar que no cumple esos requisitos y que el animal evitará.
Las mantas, esteras y colchonetas pueden comprarse ya hechas. En los establecimientos de animales existen también cestos de distintos tamaños, cajas y auténticas camas.
Al comprar estos cestos que tienen un aspecto tan acogedor, hay que tener en cuenta dos cosas: el posible desmontaje del cesto con facilidad por parte de un perro joven y que se estropee cuando el animal se tumbe dentro, dé vueltas y salga fuera.
A los perros también les gusta sentarse en el sofá. Una buena idea es reservarle un hueco en un puff o en un sólo sillón, protegiéndolo con una manta, para evitar que se ensucie y que no lo llene de pelos. La cuestión es que si le asignamos un lugar, no intentará recorrer todos los sofás.
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